sábado, 7 de noviembre de 2015

A Peña Morena desde Lozoya (7 de noviembre de 2015)

Volvimos al Valle del Lozoya, el Valle de los Neandertales. Esta vez subimos a Peña Morena (1.832 m.), una cumbre secundaria situada por debajo del pico del Nevero y del cordal de los Carpetanos, próxima al puerto de Navafría. Esta cumbre no viene indicada en el mapa Sierra Norte de la Tienda Verde, pero sí aparece mencionada en el mapa Sierra de Guadarrama de ediciones La Librería.
Nuestra ruta circular tenía comienzo y fin en Lozoya, punto de quedada, en el que una rutilante senderista se presentó al volante de un rutilante e inmaculado automóvil blanco de estreno.
Tras el café de bienvenida hemos tomado el Camino Natural del Valle del Lozoya, señalizado como GR, que nos ha llevado hasta Pinilla bordeando el embalse. Una mañana radiante y templada de principios de diciembre. Una mañana de manga corta, a la que los ocres y amarillos del robledal aportaban un toque otoñal. Un veranillo de San Martín en toda regla, que hemos aprovechado para darnos un buen baño de sol. Y unos senderistas ligeros de cascos, que en estos primeros cinco kilómetros hasta Pinilla, completamente llanos, han volado.





Entramos en Pinilla por la calle de la Alegría, una calle muy a tono con esta alegre, diáfana y luminosa mañana. Atravesamos el pueblo y a la salida, en una rotonda, nos llama la atención un pequeño edificio, de aspecto nuevo, que permanece vacío. Un letrero nos informa de que el edificio iba destinado a ser un museo de objetos antiguos y costó unos 80.000 euros. Pero el supuesto museo parece haberse quedado en agua de borrajas.



El museo vacío

Un poco más adelante cruzamos la carretera a Cotos, accediendo por una cancela a la pista que hay al otro lado. Por esta pista subiremos a la Peña Morena, ayudándonos del mapa para acertar en las bifurcaciones.






Peñalara

Hacemos una parada a la sombra de un roble de buen porte. Parece mentira que busquemos sombra a primeros de noviembre, pero lo cierto es que el sol pica esta mañana. Aparece el perrillo Joe, que nos coge cariño y no quiere irse, no haciendo caso a las llamadas insistentes de su amo.
Seguimos ascendiendo, introduciéndonos primero en el robledal y algo más arriba en el pinar.


 Al fondo, Peña Morena



Peñalara siempre presente






Otro que copia las poses santiaguescas






Una lepiota


Una amanita

Vamos flanqueando la Peña Morena por su derecha hasta dar con un camino que nos lleva hasta un colladito que hay al norte de la misma. Desde aquí nos quedan apenas 40 metros de desnivel hasta la cumbre de Peña Morena (1.832 m.), una amplia loma por la que se hallan diseminados restos de parapetos y trincheras de la Guerra Civil. Ofrece unas magníficas vistas del pico del Nevero y del entorno del puerto de Navafría. Nos acordamos de Carpetosanti, al que le hubiera gustado mucho estar aquí. Se distinguen el pequeño circo glaciar que hay al pie del pico del Nevero, el murete de piedra que remonta la ladera y separa los términos de Rascafría y Lozoya, y la Peña del Cuervo, otro balcón sobre el Valle del Lozoya.
 Pico del Nevero
Nos sentamos a comer en una pradera que con las lluvias y el rocío otoñales ha comenzado a verdear. No sopla hoy aire y se está de vicio. Llega uno de los momentos sorpresivos del día. Aparece por arte de magia una botella de sidra de Larrarte, traída del mismo Astigarraga. Seche hace de maestro de ceremonias y se ocupa de escanciar. Entra muy bien.










El tiempo bonancible invita a la siesta. ¿Y por qué no? No habrá muchos días así en las semanas y meses venideros. ¿Por qué no aprovecharlo?
En plena siesta alguien suelta eso de vaya mierda de calcetines que me he comprado. Pero bueno, ¿esto qué es? Que estamos echando la siesta, señores. Un poquito de por favor.
 Estudiando Guara








Pico del Nevero









A la bajada pasamos al lado de varios árboles singulares. Un total de siete. Pertenecen al antiguo vivero de la Cebedilla, que fue instalado a finales del siglo XIX junto al arroyo del Palancar y abandonado a principios del XX. Los ingenieros forestales plantaron aquí, además del pino silvestre o de Valsaín, con el que repoblaron estos montes, algunas especies alóctonas. Varios de estos árboles exóticos han sido catalogados como singulares y figuran hoy incluidos entre los 283 ejemplares del Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, y de Árboles Singulares, que fue actualizado en 2014.
Hay un total de siete ejemplares catalogados, todos ellos coníferas, concretamente tres abetos de Douglas o pinos de Oregón (pseudotsuga menziesii), dos abetos rojos (picea abies), un ciprés de Lawson (chamaecyparis lawsoniana) y un pino de Lord Weymouth (pinus strobus). Se calcula que tienen en torno a cien años de existencia.
Ni en el mapa de Tienda Verde, ni tampoco en el de El Senderista viene marcado el emplazamiento de estos árboles. Y al arroyo del Palancar lo llaman del Palomar. ¿Pero esto qué es?
Seguimos bajando y poco a poco va cayendo la luz hasta casi anochecer. Es un placer ver oscurecer en la montaña. Y la tarde es preciosa. Majestuosas vistas de las aguas del embalse de Pinilla. Entramos en Lozoya casi a las seis y media de la tarde, con las últimas luces.
Pico del Nevero


Lozoya ya a la vista







Una ruta muy bonita. Se nos empieza a dar bien esto de montar rutas. Se nota que vamos ganando experiencia. Y casi no nos hemos perdido. Ni tampoco nos hemos enmarañado por los zarzales. Casi ni me lo creo. Pero no hay que confiarse. La confianza no es buena consejera.
El GPS de Pablo nos da 20,3 kms de longitud en 5 horas y 9 minutos de movimiento. El desnivel pudo ser de unos 800 metros. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, les dejamos con Stuck in the middle with you, el temazo de la semana:



Enlaces
El vivero de la Cebedilla (por Andrés Campos)

No hay comentarios:

Publicar un comentario