miércoles, 21 de diciembre de 2016

Una plácida comida en el cerro del Arapil Grande (11 de diciembre de 2016)

En el viaje de vuelta a Madrid hicimos una escala para conocer el Sitio Histórico de Los Arapiles, en el que en 1812 tuvo lugar una batalla que cambió el curso de la historia europea.

Unos ocho kilómetros al sur de Salamanca se encuentra la pequeña localidad de Arapiles, en la que desde hace pocos años funciona un Aula de Interpretación de la Batalla de los Arapiles. Conviene tener en cuenta que abre solo los jueves y los sábados por la mañana (fuera de este horario puede concertarse la visita llamando por teléfono al ayuntamiento).

Desde Arapiles tomamos la pista que sale en dirección y se aproxima hacia los cerros de los Arapiles, el Arapil Grande (908 m.) y el Arapil Chico (892 m.), entre los cuales se extiende el campo de batalla en que se enfrentaron las tropas napoleónicas al ejército aliado que dirigía el Duque de Wellington.

Aparcamos los coches al pie del Arapil Grande y remontamos el empinado sendero que en unos 10 minutos nos deja en la cumbre. Un monolito de piedra conmemora la histórica batalla en la que tomaron parte tropas de varias naciones europeas. Algo más hacia levante se erige el vértice geodésico.










La niebla que ha cubierto estas llanuras próximas al Tormes se ha ido disipando. El sol luce y poco a poco ha ido templando. Es el momento de sentarnos a comer y deleitarnos con las vistas de Salamanca y la descollante torre de su catedral que este modesto teso nos ofrece.
























Datos de la batalla
Fue un 22 de julio de 1812 cuando aquí se encontraron el ejército aliado, mandado por Wellington, y el francés.
Los dos ejércitos tenían más o menos la misma fuerza en número de hombres: unos 50.000 conformaban el ejército aliado, entre británicos, portugueses, alemanes y españoles; en torno a 45.000 constituían el ejército francés.
El hecho decisivo que cambió el rumbo de la batalla tuvo lugar cuando el general francés Marmont fue gravemente herido en su brazo derecho. Durante unos momentos se creó un vacío de poder en el ejército napoleónico, siendo aprovechada la circunstancia por Wellington para tomar la iniciativa en la contienda.
Los franceses serían derrotados y en su retirada hacia el sur atravesaron un denso bosque de encinas y cruzaron el puente de Alba de Tormes.
La batalla marcó el principio del fin para los ejércitos napoleónicos, que hasta entonces se habían paseado victoriosos por media Europa, y sería décadas después novelada por Benito Pérez Galdós en una de las entregas de sus Episodios Nacionales
Por aquel entonces Napoleón andaba planeando la invasión o campaña de Rusia, que se saldaría en el venidero invierno con un estrepitoso fracaso (recuérdese la dura derrota sufrida por la Grande Armée ante las divisiones rusas al tratar de cruzar el río Berézina en su retirada).

Otras curiosidades
El pueblo de Arapiles estuvo en poder británico durante toda la batalla, lo mismo que el cerro del Arapil Chico, en tanto el Arapil Grande sería ocupado por el general francés Marmont hasta que fue herido.
Los soldados españoles participantes en la batalla eran solo unos 3.000.
Había más soldados alemanes que españoles en el ejército aliado.
Los franceses tuvieron unas 12.500 bajas, algo más de la cuarta parte de sus fuerzas, entre muertos, heridos y prisioneros.
El ejército de Wellington tuvo algo más de 5.000 bajas.
Solo se contabilizaron 6 bajas entre los españoles.

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