viernes, 15 de diciembre de 2017

De Villaseca al Cañón de la Perdida, las Hoces del Duratón y la ermita de San Frutos (8 de diciembre de 2017)

Nos acercamos hasta Villaseca, un pueblo segoviano que es una de las varias entradas a las Hoces del Duratón. Nuestro plan consiste en hacer una ruta circular. Comenzaremos descendiendo por el Cañón de la Perdida (Hoz del Barranco) hasta desembocar en las Hoces del Duratón. A partir de aquí nos dirigiremos hacia la ermita de San Frutos, pasando de camino por el puente de Villaseca y la presa de la Molinilla. Desde San Frutos una pista de tierra nos lleva de vuelta hasta Villaseca.

El día está neblinoso. Aparcamos nuestros coches y entramos en el bar El Alcaudón, el único que encontramos. Los del bar-restaurante gestionan también una empresa que organiza rutas en piragua por el Duratón (ver enlace al final de la crónica). Tras el café o similar, nos ponemos en movimiento.








Tomamos la calle Mayor, rebasamos una torre con aspecto de palomar (en realidad, un antiguo depósito de agua). Pasadas las últimas casas del pueblo, continuamos por un ancho camino de tierra que se inicia junto a un larguísimo abrevadero.








En diez minutos alcanzaremos la cabececera del Cañón de la Perdida, así llamado en recuerdo de una leyenda, que cuenta cómo una moza de Villaseca, una tal Eulalia, salió un día de su casa a buscar hierbas aromáticas, se adentró en el cañón y se le hizo de noche. Durante varios días anduvo perdida, vagando por el cañón, hasta que se encontró con un rebaño de ovejas y por un encantamiento quedó convertida en oveja. 























Tras unos titubeos iniciales, perdemos altura para alcanzar el fondo del cañón. A partir de aquí, descenderemos por el cauce seco, culebreando entre sabinas, enebros, lavandas yescaramujos. En el tramo final del cañón nos tocará salvar algún que otro escalón.











































El Cañón de la Perdida desemboca en el río Duratón, a menos de un kilómetro del puente de Villaseca. A escasos metros, a nuestra derecha, se abre la Cueva de los Siete Altares, un antiguo eremitorio visigótico cuya boca está protegida por una verja de hierro.


























Al otro lado del puente de Villaseca, por el que discurre la carretera que viene de Sebúlcor, da comienzo la Senda de la Molinilla. Este sendero del Parque Natural de las Hoces del Duratón, de casi dos kilómetros de longitud, discurre en paralelo al río Duratón, aguas arriba, por el fondo del valle. En su recorrido se pasa junto a las cuevas del Cura, de la Parra, del Santero y de Cuarcimalo.






El Maestro con su paraguas CbH y su D-5500 al cuello








Desde la cueva del Cura


























La senda finaliza junto a la presa de la Molinilla. A partir de este punto tomamos una senda que asciende hasta lo alto del paredón rocoso, sentándonos a comer en unas rocas desde las que tenemos unas bonitas vistas del meandro que traza el Duratón en este punto.

















Tras la comida, iremos progresivamente alejándonos del cauce del Duratón. La niebla se espesa. El Maestro nos guía con su GPS, en un sube y baja que nos permite superar varios barrancos subsidiarios del Duratón, hasta un total de ocho. En algunos momentos caminamos al lado de los sembrados e incluso atravesaremos alguno. Nuestro Maestro es increpado por un pastor que conduce un rebaño de ovejas.











Salimos por fin a una ancha pista de tierra, que en aproximadamente un kilómetro nos lleva hasta la ermita de San Frutos, construida en el siglo XI sobre un meandro trazado por el río Duratón. Leemos en un cartel que durante casi ocho siglos perteneció a Silos.






































La pista de tierra nos lleva de vuelta hasta Villaseca. Son unos cuatro kilómetros. Entramos en Villaseca pasando junto a la iglesia de Santo Tomás Apóstol y volvemos a entrar al bar El Alcaudón en busca de la cerveza de fin de ruta.



















La leyenda de la mujer-oveja
Eulalia, una moza de Villaseca, salió una tarde de casa a recoger tomillo y otras hierbas aromáticas. En un barranco cercano al pueblo, que desciende al encuentro del Duratón, se le echa la noche encima y se extravía. Varios días anduvo Eulalia arriba y abajo, sin lograr salir del barranco, lo que prueba que la orientación no era su fuerte. Se topa finalmente con un rebaño de ovejas, se acerca a ellas y, por un extraño encantamiento, queda convertida en una oveja más del rebaño.
Entretanto, los de Villaseca no han parado de buscar a Eulalia, con el carnicero, que es su novio, a la cabeza. Pero todo en vano. Ni rastro encuentran de la moza.
Varios meses después, va a celebrarse en Villaseca una gran comilona y el pastor lleva una de sus ovejas, Eulalia precisamente, al carnicero para que la sacrifique. Su antiguo novio, que entretanto se ha casado con una viuda, la reconoce al mirarle a los ojos y la llama por su nombre. Vuelve Eulalia a su ser humano. En mala hora. Tras la decepción sufrida al ver que su novio no tuvo la paciencia de esperar a que volviera, Eulalia pierde el juicio y termina sus días. Es esta, por tanto, una leyenda triste con un final que no es precisamente feliz.

Hoces del río Duratón
Es una hendidura de más de 25 kilómetros de longitud, abierta en la vasta planicie de la paramera, pedregosa, seca y yerma, por un río que nace en las proximidades de Somosierra.
Se encuentra al oeste de la provincia de Segovia, en la zona comprendida entre Sebúlcor, Burgomillodo, Villaseca, Sepúlveda y Cantalejo.
En su fondo se ha desarrollado una riquísima vegetación de ribera (sauces, chopos, alisos y fresnos).
En los cortados rocosos crecen, junto a musgos y líquenes, algunas especies rupícolas, como el ombligo de Venus o el culantrillo, que aprovechan las grietas y oquedades para desarrollarse.
En las parameras encontramos sabinas, enebros y plantas aromáticas, adaptadas a unas condiciones duras (vientos, temperaturas extremas, escasez de agua y suelo pobre).

San Frutos
Nació en Segovia, de familia noble, en la mitad del siglo VII. Tanto él como sus hermanos Valentín y Engracia eran muy piadosos. Movidos por su fe, vendieron todas sus riquezas y marcharon al Duratón a practicar la oración y a hacer penitencia.


Enlaces
Cañón de la Perdida (por Andrés Campos)
Senda de la Molinilla
Ermita de San Frutos
Duratón Aventura

Bibliografía
Andar por las sierras y barrancos de la zona centro (40 itinerarios). José Luis Cepillo, Francisco Ruiz y Juan Madrid. Editorial La Tienda Verde. Ver rutas 27 y 28.

1 comentario: